martes, 27 de diciembre de 2011

Tú eres mi sol



Escojo esta canción para retomar mi actividad en el blog porque es muy significativa en el momento que estoy viviendo ahora. Por un lado, pertenece a uno de mis cantautores de cabecera, el maestro Mark Kozelek, esta vez bajo el pseudónimo de Sun Kil Moon, músico al que sigo desde hace muchos muchos años, un fijo en mis listas de reproducción, bien con Red House Painters, con los citados, con su nombre de pila o en colaboraciones tan suculentas como las de Desertshore. Por otro lado, el disco al que pertenece esta canción es el que más le pongo a mi recién nacida hija, hace tan solo una semana, para que se tranquilice y duerma a pierna suelta, y parece que funciona a las mil maravillas, y así, además, padre e hija disfrutan de un momento maravilloso en el que la niña duerme arrullada con buena música y yo la miro con la mejor banda sonora que uno le podría poner a este momento.


Admiral fell promises es un disco atemporal, un álbum de sonido clásico, que sin embargo supone una nueva vuelta de tuerca para su autor, que otra vez con la sencillez y la belleza como estandarte, encuentra en la guitarra clásica la herramienta perfecta para hacer universales sus melodías y sus hermosas letras, verdaderos poemas. “You are my sun”, quizá no sea la mejor canción del disco, aunque sí una de las más tiernas y dulces, irradia amor en cada uno de sus acordes y versos, por eso de inmediato la asocie a mi preciosa hija.


Me disculpo por anticipado si me pongo en próximos post especialmente moñas, pero ahora estoy viviendo este momento y me es imposible mostrarme  de otra forma, espero que lo entendáis. Gracias por seguir visitando este blog de música y vivencias personales asociadas, de esto va Sintonía de la mediatarde. Felices fiestas a todos.




lunes, 21 de noviembre de 2011

Yo y el amor y tú


No hay cómo disfrutar de un día festivo en casa, te levantas, abres las persianas, ves el día que hace (da igual sol o lluvia), te preparas un café, un par de tostadas, enciendes el equipo de música, pulsas el play y ahí están, los hermanos Avett regalándote una bonita melodía nada más despertar.

Mientras suena la canción, sujetas la taza de café humeante y dejas que la sensación confortable del calor te mantenga aislado de todo lo que hay alrededor, no oyes los ruidos del vecino de arriba, ni de la lavadora de al lado, solo disfrutas de tu bebida y de esa bella canción que habla de un viaje a través del amor.

Sabes que ella está despierta, pero prefiere seguir un rato más en la cama, sin embargo, has dejado la puerta del dormitorio abierta y le ha llegado el aroma a café, también escucha el crujir de las tostadas cuando las muerdes y, por supuesto, la música con la que has decidido empezar el día. Te pide que enciendas la calefacción, deja tiempo para que se caldee la casa y ahora sí, se levanta, se acerca cautelosamente, te besa y pide que pongas de nuevo esa canción tan bonita que lleva sonando desde que se ha despertado.


viernes, 11 de noviembre de 2011

Veo una oscuridad



El pasado 21 de octubre tuve el placer de ver, por fin, a Bonnie “Prince” Billy en directo. Tenía muchas expectativas creadas en torno a este concierto, todas se vieron superadas desde el primer momento del concierto, principalmente por el fantástico conjunto músicos que le acompañaron (entre los que se encontraba su inseparable Emmett Kelly y la vocalista Ange Olsen, entre otros), por la versatilidad vocal con la que nos deleitó, el clímax que alcanzó el concierto de total comunión con el público y, por supuesto, por el excelso cancionero seleccionado para tan celebrada ocasión. Pero si hubo un momento de esos en los que la epidermis se eriza es cuando sonaron los primeros acordes de uno de los clásicos de su trayectoria, “I see a darkness”, con el que llevó al público de inmediato a una especie de éxtasis colectivo, donde todos los congregados coreaban la canción (es reconfortante comprobar cuanta gente es capaz de disfrutar de la música de Will Oldham).

Hoy estamos a 11 de noviembre han pasado más de 20 días desde el concierto y desde ese día no he dejado de visitar la amplia discografía del genio de Louisville, prestando especial atención a sus primeros trabajos y al último, otra gran muestra de su talento y versatilidad, esta vez comprendida entre el folk y el country, con el nombre de Wolfroy Goes to Town.

Regresando a sus canciones iniciales, una de las más celebradas es “I see a darkness” del álbum con mismo nombre, que es el corte más representativo de ese folk oscuro y desgarrador que Will Oldham ha sabido convertir en su tarjeta de presentación. No he podido resistirme a oír este tema una y otra vez, por las mañanas, cuando me dirijo al trabajo en el autobús, para tratar de cobijarme de algún modo en ese halo oscuro que levantamos cuando la  rutina nos impide hacer todo aquello a lo que nos gustaría dedicarnos durante el día para sentirnos mejor, estar más tiempo con la familia, leer, dibujar, escribir, ensayar, escuchar música…, menos mal que siempre nos queda la oscuridad.

¡Y pensar que estuve a punto de perdérmelo en su visita a Madrid! Os dejo un video con la música y las letras de esta emotiva canción.


viernes, 21 de octubre de 2011

Copa de veneno


Post-War, para quien firma esta entrada, es sin duda la obra cumbre de Matthew Stephen Ward. El de Portland, no contento con sacar auténticos discazos en solitario como los brillantes Transfiguration of Vincent, Transistor Radio o, el más reciente, Hold time, se empeña además en enrolarse en otros proyectos, como los que tiene en el supergrupo Monster of Folk (con Connor Oberst o Jim James) o con She & Him (con Zooey Deschanel), con tal de no parar ni un momento de hacer música de muchos kilates.

La canción que nos ocupa, “Poison cup”, comienza de la forma más sencilla y directa, con guitarra y voz, y concluye con un crescendo orquestal a la altura del más grandioso Scott Walker. Toda una gema del mejor pop-rock que abre el disco y nos previene de los temazos que seguirán a continuación, “To go home”, “Right in the head”, “Chinese Translation” o “Eyes on the prize”, entre otras.

Habrá quien diga que le gusta el desenfado y la ligereza de sus composiciones con She & Him o quien prefiera el virtuosismo de su guitarra en su participación a lo “Travelling Wilburys” en  Monsters of Folk, pero un servidor no tiene ninguna duda de que es en sus discos en solitario donde este enorme compositor más brilla, cuando hace lo que le place sin miramientos hacia nadie.

Dejo esta versión de “Poison cup”, desnuda por completo, sin más instrumentos que su guitarra, a quien se atreva a dudar de lo que digo. ¡Una maravilla!

Y buen fin de semana.


miércoles, 28 de septiembre de 2011

Mejor hombre


No soy de los que reniegan de lo que escucharon en el pasado, creo que no hay nada de lo que renegar. De hecho, hay muchas cosas que oía antes (estoy hablando de hace 20 años, sí, ya tengo mi edad, sí) en mi radiocasete o en mi tocadiscos y ahora siguen sonando en mi iPod con casi la misma frecuencia.

Dicho esto, ya puedo decir que uno de los grupos que permanecen en mis listas de reproducción, son los inquebrantables Pearl Jam, que actualmente está en boca de todo el mundo porque su primer disco cumple 20 años, el mítico Ten, y porque, además, recientemente se ha estrenado un documental, dirigido por el melómano Cameron Crowe, para conmemorar este aniversario. Toda una alegría para seguidores como yo, que siempre les consideró la banda más sólida y de más talento de cuantas aparecieron en el denominado  movimiento grunge (aunque la verdad es que a mí esto de los movimientos me parece una tontería), siempre por delante de otros como Nirvana, que aunque también los disfrutaba, no lo hacía del mismo modo.

Haciendo un repaso de su consolidada trayectoria, cabe distinguir dos periodos, un impactante primer ciclo, donde arrastraron a un gran sector de fans de Nirvana y de rockeros, en general, hacia su música, con canciones más contundentes y orientadas a atraer a ese nuevo público que se estaba formado; y otro periodo ya de consolidación, donde se alejaban más de ese sonido más duro para explorar vías más experimentales dentro del marco del rock, una de las primeras tareas, reivindicar la figura de Neil Young como gran pater de todo lo que se consideraba alternativo, tanto en Seattle como en todos los EEUU. En la transición entre un periodo y otro, se encuentra el que para un servidor es uno de sus mejores discos, Vitalogy, que incluye muchas de mis canciones favoritas de la banda. Que conste que otros discos como Ten, Versus, Pearl Jam, Binaural o Backpacer me parecen todos muy meritorios para estar entre los mejores.

De entre todos los temas, me quedo casi por capricho con este “Better man”, espectacularmente trasladado al directo. ¡Sencillamente brutal!

Y no digo mucho más de Pearl Jam o de Eddie Vedder, al que ya dedicaré una entrada para él solo. Y perdonad que resuma tanto la carrera de esta gran banda, pero es que no me gusta enrollarme mucho


jueves, 15 de septiembre de 2011

El camino


No podía ser más explícito el título del último disco de este cantautor de Denver, We’re fucked, con la que está cayendo en todo el mundo. Y no es de extrañar que haya optado por un título tan directo cuando uno escucha su música y percibe que Nathan Amundson, artista que se encuentra tras el seudónimo Rivulets, siempre escoge el camino más recto para mostrarnos sus canciones, generalmente con voz y guitarra, lo más desnudas posible.

Tampoco es de extrañar que, con una propuesta tan minimalista y de tanta sensibilidad como la de Rivulets, sus primeros discos estuvieran publicados en el sello que dirigen algunos de los miembros de los geniales Low. O que en ocasiones los mismísimos Alan Sparhawk y Mimi Parker se hayan prestado a acompañar en el estudio a este cantautor, consiguiendo que canciones como ésta que vamos a oír, alcancen la misma sensación de aislamiento y de belleza que la que alcanzan con cada uno de los discos de su propia banda.

En todo caso, la música de este minimalista compositor sin duda merece ser disfrutada con máxima atención, por la honestidad y la sensibilidad que contienen sus letras y sobre todo por “el camino” que tiende a quien comparte su personal forma de contemplar el mundo, con el fin de hacerle partícipe de las mismas emociones y las mismas vivencias.

Luego están los que, como yo, hoy se han despertado con mal pie y agradecen que en el ipod haya un disco como We’re fucked donde refugiarse y buscar un poco de sentido a las cosas.


martes, 30 de agosto de 2011

Dos piedras en mi bolsillo


Esta mañana venía leyendo Aruku Hito en el metro, de Jiro Taniguchi, uno de los dibujantes más grandes que ha parido la novela gráfica. El principal cometido de la trama de este libro es mostrarnos todas esas pequeñas cosas de la vida diaria que pueden ser fantásticas si te muestras receptivo hacia ellas. Pues bien, durante el trayecto he hecho un paréntesis para buscar un disco que acompañara la lectura y ahí estaba el primer trabajo en solitario de uno de mis compositores de cabecera, Neil Halstead, el mejor cómplice posible en el que uno podría pensar para seguir con la historia que tenía entre manos.

Luego me di cuenta de que Sleeping on roads es una más de esas pequeñas cosas de las que habla el libro, una de esas que hace que todo recobre sentido, un fantástico amanecer desde el autobús, la lectura en el metro, el paseo hasta la oficina… y por supuesto ese disco que te pone de buen humor y te abre los ojos a todo esto de lo que hablamos. Por eso este disco es tan importante para mí, puesto que todas sus canciones me dan una perspectiva diferente de todo lo que ocurre alrededor, más calmada y contemplativa, como la del que está en tránsito de forma permanente por lo que sucede en cada una de las horas del día.

Y es que Sleeping on roads es un álbum de origen viajero, creado por y para los viajes. Desde la referencia en el título, como en los nombres de algunas canciones o directamente en las letras, se capta ese espíritu transitorio de quien está siempre en movimiento, bien viajando o viviendo cada momento, pero siempre con esa actitud receptiva de la que hablaba antes, del que camina con los ojos bien abiertos para disfrutar de las sensaciones que acompañan a cada una de las cosas que pasan en nuestra vida.

Sin duda, los discos de Halstead, en solitario, en Mojave 3 o en Slowdive, son buenos compañeros para cualquier viaje. Os recomiendo la lectura de Aruku Hito o de El caminante mientras escucháis este álbum o directamente esta canción que sigue.


miércoles, 17 de agosto de 2011

Cuando las estrellas son azules


Esta entrada queda reservada para quien, a pesar de su irregular y caótica discografía, en mi opinión es uno de los mejores cantantes y compositores de rock de los últimos tiempos, Ryan Adams. Capaz de lo peor, como sacar muchos discos y mediocres, formar bandas variopintas, publicar discos punk, salir totalmente borracho a los conciertos…, y de lo mejor, ya que en su trayectoria musical cuenta con discos sublimes, como Heartbreaker, Gold y Love is hell, o con una amplísima colección de magníficas canciones que se reparten por su alargada discografía, como “Two”, “Nuclear”, “Go easy”, “Fix it”… y un buen montón más.

Por si fuera poco, estos últimos años Adams se ha asociado con una banda de auténtico lujo, The Cardinals, entre los que se encuentra otro de los cantautores de rock por los que siento verdadera devoción (y al que seguro que dedicaré una futura entrada pronto), Neal Casal, que toca la guitarra y hace esas geniales segundas voces que tanto valor aportan a las canciones del de Jacksonville.

Ahora bien, hoy dedico este espacio a una canción de uno de sus más celebrados álbumes, Gold, donde se congregan algunos de sus mejores temas, “New York, New York”, “Firecracker”, “La Cienaga just smiled”, “Answering bell”, “The rescue blues”… Se trata de la delicada balada “When the stars go blue”, capaz de contagiar melancolía y ternura al más rudo de los oyentes. Con la voz a punto de quebrarse, henchida de sensibilidad, Adams camina con paso firme por la que podría ser una de sus composiciones más emocionantes y poéticas, una de esas que nos confirman esa dicotomía tan pronunciada en la personalidad de este genio, que nos ofrece la imagen de un artista que oscila entre la arrogancia, la inestabilidad, la brillantez y la pasión.

“When the stars go blue” es una de esas canciones que tienen la capacidad de hacer mágicos algunos momentos.

Y por favor, ni me recordéis la horrible versión del tema que hicieron The Corrs y Bono, por mi parte ni existe.



lunes, 1 de agosto de 2011

Las Islas Caimán



Podría haber hablado de cualquier canción de las comprendidas en los tres álbumes de este dúo noruego, cualquiera de ellas habría servido para hablar de su extraordinaria habilidad para componer las más delicadas y bellísimas canciones que uno puede escuchar. No obstante, he escogido esta canción porque, sin saber muy bien porqué, cuando la escucho me transporta a otro lugar. Sobre todo cuando alguna cosa me agobia o me preocupa, de algún modo oigo este tema y me conduce a un lugar confortable, tranquilo, donde estoy con la gente con la que quiero estar, disfrutando de su compañía y de unos minutos de tranquilidad. Así, que esta canción, por unos minutos, logra que consiga evadirme y, así, aislarme de los problemas, que no es poco.

Poco más que decir de Kings of Convenience, aparte de que sus tres trabajos son discos que permanecen siempre presentes en mi iPod y que siempre  acudo a ellos cuando necesito dar unas pinceladas de color y calidez a algunos de los momentos en los que me sobreviene la nostalgia, la melancolía o la tristeza, especialmente a mediatarde…


martes, 28 de junio de 2011

El vestido te queda tan bien


Esta es una verdadera delicatesen para los amantes del folk, como prácticamente todo el resto del disco. Además, la publicación de Seven swans se convertiría en el presagio de lo que vendría a continuación, la que hasta hoy es su obra maestra, Illinoise, pues en este trabajo ya se dejaba entrever el gran talento de este compositor y multiinstrumentista de Detroit, llamado a romper con los esquemas más tradicionales del folk actual.

Todos los temas de este álbum, y “The dress looks nice on you” no es la excepción, son reflexiones introspectivas del autor sobre temas tan cruciales en la condición humana como la vida, el amor y la fe, por otro lado, recurrentes en la gran parte de su obra. Sin embargo, si en su obra posterior abogaba por suntuosidad musical muy evidente, en este disco se inclinaba por un minimalismo instrumental que aún enfatizaba más el carácter confesional de este trabajo.

Con más o con menos pompa, con mayor o menor arsenal instrumental, a un servidor el Sufjan Stevens que de verdad le gusta es el de discos como éste, Illinoise o, incluso, Avalanche, y no tanto el de sus obras más recientes y experimentales, donde, en mi opinión, se pierde la sutileza y esencia de sus mejores canciones.

Por cierto, no me queda nada para irme de vacaciones, si no vuelvo a escribir una entrada antes de marcharme, nos vemos de nuevo a finales de Julio. Un abrazo a todos y buenas vacaciones.


lunes, 20 de junio de 2011

Pueblo tranquilo


El disco al que pertenece esta canción no es el mejor de su carrera, ese lugar creo que podrían ocuparlo 1972 o Nashville, no obstante, Subtitulo no tiene desperdicio alguno. Se trata del trabajo más cálido y luminoso del compositor de Nebraska, aquel donde plasma el recién adquirido espíritu mediterráneo, gracias a su buena aclimatación a esta zona, debido en gran parte a su relación con la valenciana Paz Suay, con quien se fue a vivir al Levante casi de inmediato.

De este modo, el séptimo trabajo de Rouse, para el que de nuevo contó con la producción de Brad Jones, se gestó totalmente en su nuevo país de residencia, España, concretamente un poco más al sur de Valencia, en el Puerto de Santa María, Cádiz, haciendo uso del estudio del omnipresente Paco Loco. Toda la magia y la paz de este entorno se concentra en las diez canciones de Subtitulo, a través de letras intimistas, alegres, ensoñadoras, que hacen que este disco sea perfecto para estas fechas, para adentrarse en el verano. De ahí que haya escogido esta canción y no otra para incluir en este post, cuando estoy a un paso de tomarme un respiro para descansar y relajarme en tierras levantinas.

“Quiet town” nos cuenta como es su nueva vida, tranquila e idílica, en el “pueblo silencioso” (probablemente Altea, donde conoció a su pareja), vistiendo su música de una sencillez y una melancolía que es propia del lugar. A mí esta canción siempre me recuerda a mi tierra, Alicante, que es donde regreso en estas vacaciones.


lunes, 13 de junio de 2011

La madurez de Cass


Baltimore no solo es famosa por ser la ciudad en la que acontece la superserie The Wire, de allí también proviene uno de los cantautores independientes más destacados en los últimos tiempos, el señor Cass McCombs.

Tres discos nos ha regalado este peculiar compositor, cada uno enmarcado en un contexto vital del artista concreto, el último, que contiene la fantástica canción que he escogido, es sin duda el disco de madurez, no solo por la solidez compositiva que muestra el autor, sino también por la calma y la desnudez con la que se presentan cada uno de los temas. Wit’s end es un disco en el que Cass se desprende de complejos y conjeturas, y da rienda suelta a los sentimientos, ¿el resultado? Quizá uno de sus discos más irregulares, pero el que incluye alguna de sus canciones más emotivas y honestas de su discografía.

Entre todas estas, “County line” es, fuera de dudas, la mejor, una auténtica maravilla, digna de convertirse en un clásico desde ya. Por cierto, un servidor ha tenido la oportunidad de verlo en su reciente gira por España, presentando su último disco, y os puedo asegurar que suena realmente bien, con una banda compacta que consigue aún ensalzar más sus temas más recientes y, por supuesto, los de siempre.


lunes, 6 de junio de 2011

Re: Stacks



Que escribió el disco a solas en una cabaña, que lo escribió triste, con despecho porque le dejó su novia… todo esto son datos que no tienen ningún valor, que podrían ser fruto de una elaborada promoción, sin embargo, cuando uno se coloca los auriculares en sus orejas y reproduce este álbum, todo cobra sentido de inmediato porque nos encontramos ante un trabajo repleto de esa magia que le atrapa a uno y le sumerge dentro del particular exorcismo que lleva a cabo Bon Iver con este álbum.

Desde la primera hasta la última canción suenan con una franqueza y una desnudez inéditas hasta la fecha, su finalidad es clara y tres conceptos sobrevuelan todas las canciones, dolor, soledad y redención, todo expresado de forma confesional, lo que permite al oyente adentrarse en la vertiente más íntima de la vida de Justin Vernon, su autor.

Su voz en ocasiones susurra, canta en falsete o se multiplica, a veces se puede percibir su respiración e incluso como está a punto de quebrarse, pero no suena dramático, ni exagerado, sino sincero y cercano, mostrando en su propia fragilidad aquellos sentimientos universales que a todos en algún momento nos han sobrecogido.

“Re: Stacks” es quizá la canción que mejor representa todo lo dicho hasta ahora.

Por cierto, si quedas atrapado en este disco, For Emma forever ago, ya puedes disfrutar de su recién publicada continuación, el homónimo Bon Iver, sin duda otra delicada y maravillosa genialidad de este autor.


martes, 31 de mayo de 2011

Los magníficos setenta


Recuerdo que me enganché bastante a Know by heart de The American Analog Set cuando se publicó, recuerdo que alguien me dijo una vez “si te gusta este disco no te pierdas sus trabajos anteriores”… pero no me preguntéis porqué pero hice caso omiso a este consejo y me olvidé un poco de esta banda. No volví a saber nada de ellos hasta que Andrew Kenny, su vocalista, formó The Wooden Birds y publicó su enorme Magnolia, otro gran disco que disfruté de lo lindo en su momento.

Hasta que, por casualidad, el otro día buscando información sobre la discografía de Dean Wareham en Allmusic (una web que recomiendo sin dudarlo a cualquier melómano que aún no la conozca), vi que entre una de las referencias a grupos similares aparecía la de The American Analog Set y de nuevo, vino a mi memoria Know by heart y el comentario de mi colega que me invitaba a oír sus discos previos. Así que, sin pensármelo dos veces, acudiendo a tiendas de discos y por otros medios, me hice con su toda su discografía.

Y os puedo asegurar que durante las dos últimas semanas, tres de cada cinco discos que ha sonado en ipod pertenece a los de Austin. Su personalísima forma de entender el pop, con sus maravillosas e infinitas canciones, llenas de bucles melódicos, psicodelia y ritmos imposibles, me ha sometido a una especie de hipnosis de la que de momento no me apetece nada salir.

Recomendables todos sus discos, pero especialmente The fun of watching fireworks (1996) y From our living room to yours (1997), del que proviene esta maravilla que es “Magnificent seventies”.




lunes, 16 de mayo de 2011

La última rosa viviente


Es una buena señal que a la hora de elegir una canción de una de las señoras más respetables del rock, me vaya a por una de su último disco, no por despreciar cualquier tema de sus trabajos anteriores, sino porque Let England Shake es tan bueno que merece pasar de inmediato a formar parte de la más laureada discografía de Polly Jean.

Let England Shake supone un nuevo giro en la versátil carrera de la artista, donde uno de los aspectos más destacados que se perciben reside en la obsesión por encontrar la canción perfecta, acudiendo al concepto de composición más clásico y menos experimental. Esto nos conduce al que quizá sea uno de los trabajos más honestos de PJ, con una producción más transparente y sencilla, sin restar ni un punto de valor a las canciones que lo integran, sino al revés, ya que recae todo el mérito del disco en la franqueza que transmite cada uno de los temas.

¡Y qué letras!

¡Condenados europeos!
Llevadme de vuelta a la hermosa Inglaterra
Y la gris, húmeda inmundicia de los siglos, y libros maltrechos
Y niebla flotando detrás de las montañas
Y en los cementerios, y capitanes de barco muertos.

Parece increíble pensar que un disco tan variado como éste, con una instrumentación tan rica, con los temas tan interesantes que trata (inclinación hacia la historia y la política), pueda resultar más directo y sincero que su trabajo anterior, White chalk, donde Miss Harvey tocaba a pleno pulmón con la única compañía de un piano.

¡Bravo por PJ Harvey, celebremos el mejor de los regresos que podía brindarnos!

Disfrutad de este genial video.

lunes, 28 de marzo de 2011

El tiempo es un león


El nombre de Joe Henry se ha convertido en uno de los más sólidos del rock actual, tanto por su faceta de productor como por la de solista. Cuenta con una amplia discografía que ha ido publicando desde los años 80 hasta hoy. Sus primeros discos pasaron bastante desapercibidos, pero son los más recientes los que le han servido de trampolín para darse a conocer mundialmente, Tiny voices, Civilians y Blood from stars.

Aunque su último disco, Blood from stars, es buenísimo, su trabajo anterior, Civilians, me parece difícil de superar. Aún recuerdo cuando me encontré frente al disco por primera vez y contemplé su fascinante portada, una espectacular foto de John Cohen, sólo con esto ya sabía que estaba ante algo grande. Algo que no tarde en comprobar tras escuchar solo unos minutos más tarde las primeras canciones, “Civilians”, “Parker’s mood”,  “Civil war” o la que nos ocupa en esta entrada, “Time is a lion”, todas ellas de una belleza e intensidad inmensa.
“Time is a lion” representa brillantemente todo lo que define a este super artista de Carolina del Norte, en este tema se fusionan algunos de los géneros que, gracias a su perfil de productor, ha logrado dominar perfectamente: rock, blues, soul e, incluso, jazz.

Os dejo una entrevista reciente que se le ha hecho en Ruta 66.

Uno de los grandes.


lunes, 21 de marzo de 2011

Extraña geometría


Otra de esas bandas delicatesen que siempre me acompañan en el iPod donde quiera que vaya son The Clientele. Aunque inicialmente se incluyó la música de los londinenses en el mismo saco que la de, por ejemplo, Galaxie 500 o, incluso, My Bloody Valentine, pronto empezarían a desmarcarse de estos dando un giro hacia sonidos más preciosistas y exuberantes, alcanzando auténticas cumbres creativas como Strange Geometry, disco del que sale está maravillosa canción que tocan en directo.

Pero lamentablemente todo llega a su final y este 2011 el grupo ha confirmado su separación, tras publicar el enorme Bonfires on the heath y el nada desechable, Minotaur (EP). De este modo, su última formación constituida por Alasdair MacLean (principal compositor, voz y guitarra), la élfica Innes Phillips (violín y otros instrumentos), James Hornsey (bajo) y Howard (percusión), se disgrega de forma definitiva. Pero como no todo pueden ser malas noticias, se empiezan a anunciar nuevos proyectos que desde ya suenan muy interesantes, como el del inquieto Alasdair con Amor de Días, junto a Lupe Núñez-Fernández de Pipas.

Por mi parte, tengo la seguridad de que las melodías de The Clientele seguirán por mucho tiempo siendo la banda sonora de los momentos más deliciosos de mi vida.



lunes, 14 de marzo de 2011

No más asuntos


La canción es una maravilla, el video una obra de arte y de Tindersticks a estas alturas qué puedo decir…  Se trata de un auténtico temazo perteneciente al álbum II, que representa por sí solo todo lo que define la música de la banda de Nottingham, melancolía, romanticismo, elegancia, suntuosidad, oscuridad y esa atmósfera tan literaria que generalmente recrean las letras de Stuart Staples, y que tan bien queda representada en este video.

Uno puede imaginar, tras escuchar “No more affairs”, que hasta al mismísimo Leonard Cohen le habría gustado escribir esta canción. De hecho, cada fotograma de este video podría servir para acompañar visualmente una de las más notables composiciones del genio canadiense, “Dance me to the end of love”. Una pareja bailando a solas en un salón desierto, la ternura de dos cuerpos unidos por la complicidad de la música, la voz quebrada de Staples recitando al oído de su pareja los versos de esta canción, las pausas, las sombras, los arreglos orquestales… todo hace que este tema se sitúe en lo más alto de la cumbre creativa de un grupo de una férrea identidad  dentro del panorama musical, que hasta hoy no ha dado ni un solo paso en falso.

La belleza hecha música e imágenes.



lunes, 7 de marzo de 2011

El mono


Low son una de esas bandas que te gustan desde el principio, pero que con los años acabas amándola. Aunque podemos decir que el grupo cuenta con un sonido muy personal desde sus primeros trabajos, es en The great destroyer donde se abrazan de forma definitiva a esa sensibilidad y esa intensidad tan características de ellos. Para alcanzar este sonido del que hablo, no dudaron en romper esquemas y buscar nuevas fórmulas para su música, cuya experimentación llegó al límite en su disco Drums and guns, pero logró su máxima expresión en The great destroyer. Gracias a temazos como “Monkey”, donde los sintetizadores y la percusión trazan la oscura senda por la que caminan las voces de Mimi Parker y Alan Sparhawk, que suenan más rotundas y hermosas que nunca.

Podríamos hablar de otras canciones de este disco que merecen, casi tanto como ésta, aparecer en el blog, como “California” o “Everybody’s song”, pero, siendo Low una de mis bandas favoritas, no quiero perder la posibilidad de hablar de cualquiera de sus temas en otro post.

Deseando que salga su próximo disco, del que ya han adelantado su nombre C’mon y su primer single “Try to sleep”.



lunes, 31 de enero de 2011

Hojas



Antes de nada, me declaro fiel seguidor de este super cantautor de Seatle, que cuenta con uno de los más importantes e impresionantes cancioneros del rock alternativo. Pero sus canciones no son lo único que hace de Damien Jurado un compositor especial, la desnudez emocional con la que las interpreta, tanto en estudio como en directo, le han hecho destacar sobre el resto de cantantes con los que comparte circuito o algunas características.

Además, sus seguidores tenemos la suerte de que es un autor prolífico que suele darnos un disco cada año, o en ocasiones cada dos, organizando extensas giras por medio. Vamos, que es todo un “currito” del rock.  He tenido la suerte de verlo en varias ocasiones en directo, a solas con su guitarra o acompañado de una banda, pero sea como sea siempre ha conseguido emocionarme sin excepción.

Me ha costado mucho escoger el tema que daría nombre al post, aún no he encontrado una canción de alguno de sus discos que no me haya gustado, aunque, claro, uno siempre tiene sus favoritas. Entre éstas se encuentra esta bellísima y emocionante canción, “Sheets”, de su penúltimo disco Caught in the trees, que a pesar de ser un álbum de desamor, con un sonido más rockero, tiene, como siempre, espacio para canciones pausadas y desgarradoras que llevan el sello de la casa.

Habrá, seguramente, más post dedicados a Damien Jurado.

miércoles, 26 de enero de 2011

Los himnos del blanco invierno



La banda de Robin Pecknold canta como los ángeles. No es que sea religioso, no hace falta serlo para hacer esta apreciación cuando uno escucha coros tan bien ensamblados y tan bonitos como los que contiene el disco de los Fleet Foxes (que para este 2011 parece que tendrá continuación).

Para aquellos que disfrutamos de las buenas canciones en el sentido más clásico, el éxito de Fleet Foxes ha sido una grata noticia, sobre todo porque radica en once canciones y una puesta en escena donde, sin introducir demasiados elementos novedosos, se funde lo mejor del folk y el rock clásico, facturado con una deliciosa sensibilidad.

Para esta entrada del blog podría haber elegido cualquier canción del disco, no hay ninguna por debajo de otra y todas nos guían a través de una extraordinaria travesía, llena de bellísimas armonías, música cálida y exuberantes voces que le trasladan a uno a un paisaje lleno de montañas; campos verdes, incluso nevados; llanuras; noches a la intemperie con una buena hoguera…

En conclusión, Fleet Foxes es el disco perfecto para escuchar lo que resta del invierno.


lunes, 17 de enero de 2011

Clara


La semana pasada fue fatídica: la vuelta al curro, los últimos coletazos de la gripe, mudanza en la oficina, malos rollos… superarla fue todo un logro. Pero esta semana me he planteado que no se vuelva a repetir lo de la anterior, para ello me he montado un ilusionante viaje a Londres para inicios de febrero y he decidido tomarme con el mejor rollo posible todo lo que vaya surgiendo durante estos siete días.

Y quien mejor que este señor para empezar de la mejor forma posible la semana. Desde hace ya algunos años, cuando publicó su primer disco en solitario (el homónimo Bart Davenport, tras su periplo en The Love Ones), soy fiel seguidor de todo lo que hace este californiano. Podríamos decir que es todo un artesano de la canción, por la sencillez, el calor y la luz que impregna a cada uno de sus temas. Juega con todos los elementos comunes y más puros del pop para tratar de alcanzar la canción redonda, perfecta, y vaya si lo consigue. Cada uno de sus discos es toda una gema musical capaz de amansar a los más fieros y todo le sale de forma tan sencilla y natural que cuando escuchas sus canciones podrías imaginarlo tocando en tu habitación o en tu comedor.

Quien escribe estos  párrafos ya lo ha visto tres veces en directo y no se aburre de seguirle siempre que nos visita.



martes, 11 de enero de 2011

El retiro del escritor


Lloyd Cole siempre me pareció un gran compositor de canciones, aun recuerdo lo impactado que me dejó allá por los ochenta su flamante Rattlesnakes. Sin embargo, una de las mejores noticias con las que me encontré en el 2000 fue su recuperación musical esta vez ya sin toda esa producción y pomposidad tan característica de los ochenta. Primero vino el interesante Music in a foreign language, luego llegó Anti Depressant, un pelín más flojo pero también con grandes canciones, no obstante ha sido este 2010 con Broken record cuando Lloyd nos ha brindado su disco más redondo.

De hecho, su último trabajo es uno de mis discos de cabecera desde hace unos meses, primero fue la homónima “Broken record”, luego “The flipside” y “Oh Genevieve”,  y al final la que nos ocupa, “Writers retreat”, son las canciones que me han llevado a disfrutar de manera íntegra este álbum, en el que Lloyd ha logrado por fin casar con tan buena puntería su flema británica con la americana (reside en los EEUU desde hace ya algún tiempo).

Broken record es uno de esos discos que le reconcilian a uno con todo.


lunes, 10 de enero de 2011

Desnudos como vinimos


Hoy no es un buen día, regreso al trabajo tras las vacaciones y tras casi siete días enfermo, sin poder salir de casa, ni estar de humor para nada… Pero conviene calmar los ánimos y retomar la rutina diaria de la mejor forma posible. Así que la mejor opción que podemos escoger es tratar de hacer lo más agradable posible el entorno laboral en el que pasamos la mayor parte del tiempo. Primer paso a dar, ponernos a currar con música tranquila, evocadora, con el mejor rollo posible. Y para ello, que mejor que acudir a uno de los cantautores a los que más suelo recurrir en estos casos, mi querido Sam Beam, alias Iron & Wine.

“Naked as we came” es una de las más bellas canciones que ha compuesto el  de Florida, pertenece a su disco de 2004 Our Endless Numbered Days, uno de los más importantes de la  trayectoria. Con ella invita al oyente a viajar al origen de todo, cuando no disponíamos de nada más que lo esencial y prescindíamos de todo lo superfluo de lo que nos hemos ido rodeando. En conclusión, es una oda a la sencillez, a todo lo que de verdad importa, a los sentimientos más sinceros y desnudos. Nadie podría transmitir mejor todo esto que Sam, con su colorida y cálida voz, sin más acompañamiento que su guitarra y los sutiles coros de su hermana Sarah.

Todo parece mejor con esta canción.


lunes, 3 de enero de 2011

Recuérdame como acaba esto


Recuerdo que fue en el Tanned Tin donde vi por primera vez el nombre del grupo de Portland, Dolorean. Ese año tenía la intención de acudir a este festival y, por tanto, estaba muy interesado en escuchar algo de música de cada uno de los grupos que conformaban el cartel. La más grata sorpresa que me encontré fue, sin duda, la de descubrir a la banda de Al James, cantante, guitarrista y líder de Dolorean, que por entonces presentaba su estupendo y último disco hasta la fecha, You can’t win (2007). Aunque ahora está a punto de publicar un nuevo trabajo, creo que para el 18 de enero, llamado The Unfazed, con el que girara por nuestro país a mediados de febrero.

Cada uno de los temas que forman parte de You can’t win, tercero en la discografía del grupo, son una delicia. Todas las canciones se suceden sin grandes contrastes, son cortes bastante homogéneos, con un denominador común basado en las melodías, un sonido calmado y unas letras bastante poéticas. En “Heather reminds me how this ends” la susurrante y cálida voz de James parece flotar delicadamente por el aire acompañada sutilmente por el resto de instrumentos que intervienen en la canción. 

Me habría gustado dejar un video de mayor calidad, pero Dolorean no se prodigan demasiado en este medio y no me queda más remedio que insertar en la entrada lo único que he encontrado.

Para encontrar calor en este invierno.