miércoles, 17 de agosto de 2011

Cuando las estrellas son azules


Esta entrada queda reservada para quien, a pesar de su irregular y caótica discografía, en mi opinión es uno de los mejores cantantes y compositores de rock de los últimos tiempos, Ryan Adams. Capaz de lo peor, como sacar muchos discos y mediocres, formar bandas variopintas, publicar discos punk, salir totalmente borracho a los conciertos…, y de lo mejor, ya que en su trayectoria musical cuenta con discos sublimes, como Heartbreaker, Gold y Love is hell, o con una amplísima colección de magníficas canciones que se reparten por su alargada discografía, como “Two”, “Nuclear”, “Go easy”, “Fix it”… y un buen montón más.

Por si fuera poco, estos últimos años Adams se ha asociado con una banda de auténtico lujo, The Cardinals, entre los que se encuentra otro de los cantautores de rock por los que siento verdadera devoción (y al que seguro que dedicaré una futura entrada pronto), Neal Casal, que toca la guitarra y hace esas geniales segundas voces que tanto valor aportan a las canciones del de Jacksonville.

Ahora bien, hoy dedico este espacio a una canción de uno de sus más celebrados álbumes, Gold, donde se congregan algunos de sus mejores temas, “New York, New York”, “Firecracker”, “La Cienaga just smiled”, “Answering bell”, “The rescue blues”… Se trata de la delicada balada “When the stars go blue”, capaz de contagiar melancolía y ternura al más rudo de los oyentes. Con la voz a punto de quebrarse, henchida de sensibilidad, Adams camina con paso firme por la que podría ser una de sus composiciones más emocionantes y poéticas, una de esas que nos confirman esa dicotomía tan pronunciada en la personalidad de este genio, que nos ofrece la imagen de un artista que oscila entre la arrogancia, la inestabilidad, la brillantez y la pasión.

“When the stars go blue” es una de esas canciones que tienen la capacidad de hacer mágicos algunos momentos.

Y por favor, ni me recordéis la horrible versión del tema que hicieron The Corrs y Bono, por mi parte ni existe.



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