miércoles, 3 de noviembre de 2010

Excusas para los viajeros


Nunca me he dedicado a contar cuantas veces he escuchado este disco o el otro…, pero, probablemente, Excuses for travellers, sea el álbum que más veces he oído durante los últimos años. Sus canciones, cálidas, evocadoras y melancólicas, han dado color a más de una tarde de otoño, una noche de verano, un paseo primaveral o un recogimiento invernal, y esto es porque es un disco que me acompaña casi siempre donde quiera que vaya.

A partir de Excuses descubrí sus disco anteriores, y a Slowdive, su vertiente más shoegaze, he vigilado sigilosamente la trayectoria de Mojave 3 y las de sus principales integrantes, especialmente las de mi admirado Neil Halstead y las Rachel Goswell. Descubrí este álbum a raíz de la que iba a ser su primera actuación en el FIB, cuando el festival aún era una cita ineludible para cualquier amante del rock alternativo, las críticas hablaban de “belleza”, “intensidad”, y de “herencia de Neil Young”, tres reclamos importantísimos para quien escribe, y de inmediato traté de hacerme con su disco, de cara a hacer una de esas cosas que hacemos los adictos a la música antes de acudir a un festival, conocer todo lo posible sobre los grupos que van a actuar. Lamentablemente, al final no pude asistir a esa edición del FIB y Mojave 3 se han convertido en uno de esos grupos que por una cosa u otra no consigues ver nunca, incluyendo en esta especie de maldición a Halstead, que suspendió en su última visita a Madrid.

Hoy me dirigía al trabajo en el autobús y mientras me deleitaba con un amanecer, que de tan anaranjado y bello parecía irreal, he acudido de nuevo a esta hermosa canción para alcanzar uno de esos momentos sublimes que se presentan en la vida sin previo aviso.

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