lunes, 29 de octubre de 2012

De qué color es el amor. D.E.P. Terry Callier


Ayer, domingo, disfrutábamos de una tarde tranquila en casa, cuando decidí escarbar en mi colección de cds para rescatar algún disco que hacía tiempo que no escuchaba. Me decanté por tres, On and on de Jack Johnson, Game preserve de Bart Davenport y Lookin out de Terry Callier. Como el momento lo pedía, me incliné en primer lugar por el trabajo de más calado jazzístico de la brillante trayectoria del que es uno de mis cantautores favoritos, Terry O. Callier. Su personal forma de cantar, con esa voz aterciopelada y quebradiza en ocasiones, impregnó de inmediato el salón de mi casa. Se creó un clímax tan confortable que cuando terminamos Lookin out, descarté los otros discos y fui a buscar otro álbum del de Chicago, What color is love, para seguir disfrutando de su deliciosa sensibilidad.

Hoy, al entrar al Facebook, me ha sorprendido la triste noticia de su muerte. Por lo visto, fiel como siempre ha sido a llevar con máxima discreción su vida personal, ayer se encontró el cuerpo del genial compositor sin vida en su casa, donde pasó recluido los últimos días de una enfermedad que cuentan que duró tres largos años. Los mismos que han pasado desde su último trabajo de estudio, Hidden conversarions, publicado en 2009, disco que representaba su continua búsqueda por encontrar nuevos lenguajes musicales con los que vestir sus bellas canciones.

Muchas son las canciones de este maestro del folk que tienen un valor especial para mí. La música de Callier ha revestido algunos de los momentos más significativos de mi existencia de un aura melancólica y casi mágica, que hará que recuerde para siempre esos instantes ligados a sus canciones de forma casi indivisible. Este es el caso de la canción “What color is love”, que da título al disco en que aparece y me trae a la memoria esas noches silenciosas de verano frente al mar, sin más luz que la de la luna, en que compartíamos un cigarro, un gin tonic y un largo abrazo, durante el que tratábamos de adivinar cuál era en realidad el color que mejor representaba el amor.

Son cosas personales (y algo ñonas, lo sé) que me incomoda contar, no obstante, quiero pensar que a Terry Callier le habría gustado conocer que su música, de carácter tan intimista, ha acompañado momentos como éste, entre otros también muy especiales en mi vida.

Descanse en paz, gracias por todas esas canciones.


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