viernes, 27 de enero de 2012

Un domingo por la mañana



Quizá haya sido el sueño, quizá haya tenido algo que ver mi reciente paternidad, quizá la luz ámbar que envolvía Madrid a las siete y media de la mañana… no sé porqué me ha sucedido, ¡razones no faltan! Pero esta mañana, en dirección al trabajo, a bordo del silencioso autobús, no he podido evitar emocionarme mientras escuchaba esta canción.

Y no es para menos, pues creo que Wilco nos ha regalado, al final de su último disco, un verdadero diamante en bruto que cuenta con todos los ingredientes para convertirse no solo en un clásico de la banda, sino en la predilecta para todos aquellos que se decantan por la versión más pausada e intimista de las composiciones de Jeff Tweedy, que se vislumbra en temas como “Jesus, etc.”, “At least that’s what you said” o en su último disco, en las excelentes “Sunloathe”  y “Black moon”, que sin embargo no alcanzan la emotividad de la presente.

Uno puede dejarse llevar por belleza de esta canción, donde las guitarras acústicas, los teclados y la susurrante voz de Tweedy, te transportan durante doce minutos mágicos (que pasan casi sin enterarte) a un lugar donde no existe el estrés, ni los empujones en el metro, ni las malas caras del trabajo, ni la crisis, ni los políticos corruptos absueltos o no por la ley, ni los lunes…  ¿Qué sería de mí sin la música?


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